viernes, 8 de julio de 2011

Adolfo Sánchez Vázquez, pensador del exilio y discípulo de José Ortega y Gasset [perfil]




México • El filósofo español Adolfo Sánchez Vázquez, discípulo de José Ortega y Gasset, fallecido hoy en México a los 95 años, fue una figura sobresaliente del exilio español en este país que dedicó buena parte de su vida al estudio de las ideologías, sobre todo del marxismo.

Sánchez Vázquez (Algeciras, 1915) fue profesor emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la más importante institución de educación superior de este país, y distinguido con la Orden del Mérito Civil del gobierno español.

En su juventud estudió en la Universidad Central de Madrid y participó activamente en las Juventudes Comunistas, lo que le convirtió en una figura cercana a la República española.

La derrota en la Guerra Civil española (1936-1939) hizo que en el último año de aquel conflicto llegara a México junto a cientos de exiliados españoles.

El país norteamericano se convertiría en su segunda casa para él y para más de 20 mil refugiados.

El también escritor y amante de la literatura gaditano obtuvo su doctorado en Filosofía en la UNAM, y a partir de entonces publicaría un serie de obras como "Ética" (1969) y "Recuerdos y reflexiones del exilio" (1997).

En 1997, durante una vista a España para presentar ese libro, dijo que los intelectuales españoles que permanecían en el extranjero sufrían "olvido y la indiferencia" de la sociedad de donde salieron, y lamentó el "muy tardío" encuentro de España con aquella corriente de su pensamiento.

Sobre el marxismo, contribuyó a renovar a través de algunos de sus trabajos más reconocidos, como "Del Socialismo Científico al Socialismo Utópico" (1975), una doctrina viva, antidogmática, que trata de conjugar la crítica, proyecto de transformación del mundo y el conocimiento ajeno a la doctrina oficial dominante en la Unión Soviética.

Crítico con la ortodoxia estalinista, Sánchez Vázquez ayudó a considerar la renovación de esas ideas desde tesis humanistas y democráticas en obras como "Las ideas estéticas de Marx" (1965) y "Estética y Marxismo" (1970).

Otra de las cuestiones que abordó con asiduidad fue el arte, que consideraba una forma específica de la praxis o trabajo artístico en trabajos como "Invitación a la estética" (1992).

Fue presidente de la Asociación Filosófica de México (AFM) y uno de los más importantes representantes del exilio español en México, como se conoce a los más de 25 mil refugiados que llegaron a este país entre fines de los años treinta y la década siguiente.

Entre otras distinciones, recibió doctorados honoris causa por las universidades de Puebla, Nuevo León y Guadalajara, en México, así como por la Universidad de Cádiz, la Complutense de Madrid (2000) y la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).

Además, fue nombrado Hijo Adoptivo de la provincia de Málaga (2004) y se hizo acreedor a la Gran Cruz de Alfonso X El Sabio, al Premio UNAM en el área de investigación en humanidades, el Nacional de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía en México y el María Zambrano que le otorgó la Junta de su natal Andalucía.

Vía: Milenio.com Enlace

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